Rodeada de mentiras, de falsas esperanzas, de sueños fallidos. Sueños que nunca llegaré a alcanzar. Al menos no de tu mano.
Avanzo por esta carretera larga, llena de vacíos en los que caigo. Y caigo, y caigo y vuelvo a caer. Asustada. Sin nadie que me impulse. Sin un apoyo.
Tengo muchas heridas y pocas ganas de levantarme.
Veo una mano que se acerca, como si quisiera ayudarme. Apenas puedo distinguir una figura con tantas lágrimas en mis ojos. Alzo mi mano para tomar la suya. Lentamente, con desconfianza. Y cuando creo que debo de haber llegado a ella no toco nada.
Aire, vacío, nada.
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